18.10.2015... De ejercicios poéticos.

Es verdad, puede ser, no estoy en mis mejores momentos físicos y me van pesando ya los años, pero esta mañana hemos hecho una sesión running por nuestros caminos de Getafe, bajo ese Cerro de los Ángeles que nos cuida, de cerca de 16 kms a un ritmo de 5.50 min/km, sin parar de 'cascar' -como se dice en nuestro pueblo- y nos ha sentado de maravilla.

No hemos terminado tan frescos, no. Hemos terminado cansados, pero con la enorme alegría de haber compartido durante una hora y media nuestros temas varios, variados y variopintos, zancada a zancada.

El otoño nos ha traído las primeras lluvias y ha sido uno de esos fines de semana caseros que echaba en falta. La semana ha sido dura, bastante dura. Creo que ando envuelto en demasiados líos, demasiados proyectos y, por ende, demasiados problemas que llegan juntos de un lado y otro.

No he conocido nunca que los inicios sean fáciles en nada. Uno comienza con ilusión y parace que, cuando echa a andar, aparecen en el camino piedras y pedruscos en forma de obstáculos que aparentan ser insalvables. A veces no caer en el desánimo se hace difícil. No suelo ser de esos. Tengo claro que el obstáculo se vence con más trabajo y esfuerzo. Nada es fácil.

Necesitaba parar en el fin de semana. Necesitaba parar y aparcar por estos dos días esos temas que me atraviesan de lunes a viernes. No sabe uno si acierta. Cuando corro lo tengo muy claro. Si veo que me canso en exceso y peligra llegar a la meta, paro un momento, respiro profundamente, dejo que el corazón descanse y recupere, cojo oxígeno y adelante hasta llegar al final del recorrido.

Es lo que he hecho. He parado. Me he envuelto en páginas de buena literatura. En esos buenos textos de Ricardo Piglia, 'Los diarios de Emilio Renzi', en los versos de Marwan y su poemario 'Todos mis futuros son contigo', que me tiene realmente enganchado y asombrado de tanta belleza.



La literatura, el arte, la cultura en general poetiza mi vida tanto que cuando no tengo tiempo para dedicarle, me falta algo.

Y como tengo poco, he decidido comenzar un nuevo curso de escritura. Llevaba dando muchas vueltas a esto, no me decidía. Me gusta mucho escribir, me desahoga, lo recomiendo como terapia anti estrés. Me gusta la literatura, la poesía, el arte, los libros pero, realmente, es a lo que menos tiempo he dedicado como formación.

Merodeando por ahí encontré un curso que me interesó: Curso de Especialista en Creación Literaria. El curso lo imparte Función Lenguaje-Centro de Literatura Aplicada de Madrid. Tiene buenos profesores. Es un centro de prestigio que colabora con la Universidad Camilo José Cela y el Instituto Cervantes. 

El trimestre consta de dos asignaturas: Escritura Narrativa 1 y Poesía 1. Así que, también, con gran placer, he dedicado el finde a la reflexión y estudio de los primeros temas y a dar respuesta a los primeros ejercicios.

El ejercicio de Narrativa no ha sido difícil: narrar una escena en la que el personaje se viste a oscuras. Me ha ocurrido varias veces.

El ejercicio de Poesía 1 ha sido particularmente interesante. La emoción de la página en blanco. Me ha hecho pensar y, todavía así, no sé muy bien lo que ha brotado de éstos y que dejo por aquí como ejemplo. 

El profesor nos ha pedido un ejercicio poético de comparaciones. Construyendo cada verso apoyándose del anterior con la siguiente fórmula: 

Verbo + sustantivo "a" + como + sustantivo "b". El sustantivo "a" es inventado, no tiene nada qué ver con el verbo ("tremolar un río", por ejemplo), el verbo sin embargo es coherente con el sustantivo "b", el que va detrás del "como" ("bandera", sí puede tremolar una bandera). Al pasar al verso siguiente el sustantivo "b" ocupará el lugar de "a", el primero, y se inventará un verbo que no tenga nada qué ver con él ("Desplumar una bandera"), y, después del "como", en el lugar "b", colocaremos otro sustantivo que sí sea coherente con su verbo ("gallo", si se puede "desplumar un gallo").

O sea: cada sustantivo segundo (“b”) va pasando a ser el primero (“a”) en el verso siguiente, y los verbos han de ser coherentes con el segundo (“b”), no con el primero (“a”).
Ha quedado algo así...


Tras la ventana miraba la lluvia
en esta tarde cansada de pensamientos
pensar cajones como vientos
alimentar vientos como enjambres
sudar enjambres como tu cuello
aplaudir tu cuello como esa canción
navegar una canción como tu cuerpo
enlosar tu cuerpo como esa catedral
respirar la catedral como tu aliento
anudar ese aliento como cordel
conversar el cordel como desconocido
tragar un desconocido como saliva
congelar tu saliva como un granizo
labrar granizo como ese campo
morder el campo como tu pecho
columpiar tu pecho como una sonrisa
criar una sonrisa como mi mirada
amputar miradas como corazones
amamantar un corazón como sentimiento
amarrar sentimientos como veleros
enarbolar veleros como tu amor
rugir el amor como una ola
sujetar la ola como un pez
pintar un pez como lunas
destilar lunas como vino
escandalizar vino como amadas
sacudir amadas como gotas
brillar gotas sobre ese cristal
en el que se pierden agotadas
esta tarde de lluvia de pensamientos.


Uff. Nada fácil pero, sinceramente, me ha dado para desahogar y olvidarme de los unos, los otros, los problemas, los éxitos, los fracasos.

Feliz noche.

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