Y ahí continúa...

Y ahí continúa,
con alguna que otra
arruga astillada
en esa misma soledad
que este que mira,
celoso,
por haberte sostenido
siempre.

Te quise decir tanto
que no te dije nada.

Allí,
mientras te miraba,
envuelta en olores
convertidos en perfumes;
o ese frío del mapa
que nos acariciaba
como sus curvas en madera
sostenían diligentes
lo precoz de tu cuerpo.

Ahora he vuelto a mirar
y te recuerdo.

Siento tanto
como que aquellas ramas
que te abrazaban
debieron ser brazos,
los míos,
para haberte retenido
más allá de la memoria.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27