17.01.2016... El Ahora.

Tres grados bajo cero, era la temperatura que nos acompañó esta mañana cuando C y yo comenzamos a correr hacia el Cerro de los Ángeles. Siempre, en días climatológicamente serios, nos decimos lo mismo: "si nos obligasen a hacerlo protestaríamos o no lo haríamos". Pero es cierto que, siempre también, cuando concluimos esos 16 kms de domingo, con las piernas pesadas, exhaustos y sudados, repetimos lo mismo: "que feliz me he quedado y siento". Voluntad.

Y es que cada uno encuentra sus momentos de felicidad dónde le apetece, gusta o quiere. Unos, en domingos fríos como el de hoy, quedan en la cama hasta las tantas; otros, ajenos a inclemencias del tiempo, recogen de esas horas tempranas de vida, zancadas y sudor que sirven, entre otras muchas cosas, para dejar sobre el camino los excesos, los problemas y todo aquello negativo que te ha acompañado durante la semana.

Cada vez medito más sobre esto: vivir el ahora. No pensar en mañana y tratar de olvidar el pasado. El pasado pasado es, el futuro, mañana, no sabemos si estará. Lo único real es el hoy.

Parece que siempre estamos viviendo un paso por delante de la realidad, pensando continuamente en el mañana y nos olvidamos del hoy.

Debemos vivir el Ahora y mañana, si llega, su Ahora.

Esta semana que terminó ayer  ha resultado bastante interesante y fructífera. Parece que algunos proyectos van tomando, aunque con algo de lentitud, forma; otros, esos que todavía pululan en fase de ideas vertidas en los cuadernos, se acercan perezosos a la parrilla de salida.

Creo estar cumpliendo algún que otro propósito de inicio de año, por ejemplo el del orden y eso, en mi caso, ya es un pequeño éxito. El orden vital, el organizar bien el tiempo y tratar de aprovecharlo, es un gran paso a la hora de cumplir con los objetivos marcados.



Terminé la semana, también, con mi tercera sesión de prueba de Yoga. He pasado por tres estilos: el Hatha Yoga, el Iyengar Yoga y el Ashtanga Vinyasa. Hoy, mientras corría, todavía sufría algunas de las tardías agujetas de mi última y fantástica clase. Me ha gustado mucho la experiencia, me encanta esa ciencia que hay detrás, el ahora, la disciplina para llegar a Ser. A partir de la próxima semana comenzaré a asistir habitualmente en el estilo elegido, el primero que probé: Hatha Yoga.

El Yoga es algo así como sentir el cuerpo y la mente, armonizarlos y ponerlos al servicio del Espíritu.

El Hatha Yoga es posiblemente el estilo más practicado, el más indicado en el inicio.

La traducción literal del término Hatha Yoga es “el yoga de la fuerza”Yoga quiere decir unión; la sílaba Ha hace referencia a la energía femenina de la luna y la sílaba Tha hace referencia a la energía masculina del Sol. Significa la unión de estos dos aspectos. La intuición, vinculada con la capacidad de recibir, de imaginar y el hemisferio cerebral derecho. La razón, para construir, evaluar y el hemisferio cerebral izquierdo.

Para equilibrar estos dos aspectos, el Hatha Yoga propone técnicas como ásanas (posturas físicas) y pranayamas (la ciencia de la respiración ) que van purificando nuestro cuerpo, devolviéndole equilibrio a nuestros sistemas (nervioso, digestivo, endocrino) propiciando así el bienestar a nivel físico.

Creo que es algo que me va a favorecer físicamente pero también, y posiblemente más importante, mentalmente. Iré contando mis experiencias por aquí. Es un camino largo, difícil, complicado pero... también un reto físico y espiritual. 

Todo es querer y vivir el ahora.

Y como todavía me queda algún tema que leer y no me apetece mucho más escribir, aquí termino.

Comentarios

Publicar un comentario

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 25

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 26

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 27