26.11.2016... Tarde entre literaturas.

Estos días tan grises, lluviosos, parece que esconden versos en el aire. Ni son oscuros, ni son tristes. Todo cielo arropa un enorme sol, con esa luz inmensa que nos alumbra y marca nuestros pasos en el camino, aunque a veces pudiera parecer oscuro.

Me encontré esta mañana con la noticia del fallecimiento del dictador Fidel Castro. No soy como esos que ladran, y sacan su instinto de alimaña, en palabras llenas de rencor y odio. No. No pienso alegrarme de la muerte de nadie porque a nadie le soy capaz de desear la muerte. De lo que sí me alegro es que este mundo nuestro que vivimos lo habite un dictador menos. Un personaje que bajo el escudo de la ideología comunista, arrebata los mínimos derechos humanos a sus paisanos.

Uno menos, sí.

Quedan muchos otros por ahí, algunos escondidos en falsas auras de democracia.

Es verdad que tras conocer la noticia no he podido dejar de hacer una reflexión de esas que nos vienen tras leer noticias así: la buena gente se va pronto, los malos parece aguantan mucho más, debe ser gracias al veneno que en vez de sangre les alimenta la vida.

Ojalá y la libertad, principio de prosperidad y progreso, llegue pronto al pueblo de Cuba.

...

Días así, como el de hoy, me refugio en la lectura y escritura, en el pensamiento y la reflexión. Me acompañan en esta época unos cuantos libros que me invitan a pensar. 

¿Qué necesario ejercitar nuestra mente? ¿Qué necesario saber, conocer, para poder crearnos una opinión personal sobre todo lo que ocurre a nuestro alrededor o, simplemente, sobre la esencia del Ser?

Hay un tema que, no sé si por casualidad o sin ella, me interesa mucho últimamente. Tal vez, en mayor medida, porque escucho opiniones llenas de realidad que me merecen no sólo respeto sino importancia; los migrantes, de los exiliados, de los refugiados que nos acompañan, que habitan entre nosotros aunque, en la mayoría de las veces o casos, nos resulten invisibles o queramos que lo sean.

Leo un breve libro de Zygmunt Bauman (uno de mis pensadores de cabecera), Extraños llamando a la puerta. En este texto, Bauman, analiza los orígenes, la periferia y el impacto de las actuales olas migratorias. El autor muestra cómo los políticos se han aprovechado de los temores y ansiedades que se han generalizado, especialmente entre aquellos que ya han perdido tanto: los desheredados y los pobres. Sin embargo, sostiene que la política de separación mutua, de la construcción de muros en lugar de puentes, es un error. 

Un interesante análisis con el que se podrá estar más o menos de acuerdo pero que, simplemente con escudriñar, ver, mirar a nuestro alrededor o, tan solo escuchar, para reconocer que mucho de lo que él opina, es una triste realidad.



Me pierdo también en un libro de diarios, de un autor que no conocía y que he descubierto por el simple paseo por una de mis librerías favoritas: Antonio Machado. Se trata de Paul Léautaud y su 'Diario Literario'

Paul Léautaud nació en París en 1872. Era hijo de un actor de teatro y de una de sus numerosas amantes, que abandona al niño nada más nacer. Su padre le comunicó su amor al teatro pero también cierto resentimiento hacia las mujeres. Paul Léautaud contará sus años de juventud en su libro Amores. Descubrió tempranamente los escritos íntimos de Stendhal, una forma literaria que le marcará profundamente. Después de ejercer varios oficios, desempeñó durante más de treinta años las funciones de secretario general de la prestigiosa revista (luego editorial) Redactó un diario que terminó siendo un monumental Journal littéraire. Su vida modesta no le impidió llevar a cabo unas intensas experiencias amorosas reflejadas en su diario. Despiadado crítico teatral, amante y defensor de los animales, misántropo feroz y anarquista aristocrático, sus últimas palabras fueron: «Ahora dejadme en paz». Falleció en La Valle-aux-Loups, cerca de París, en 1956. 

Una gran alegría y enriquecedora experiencia perderme en las páginas diarísticas de este personaje. Un libro que publica Fuentetaja Escritura, de casi 1000 páginas. Unos diarios de los que Julio Ramón Ribeyro, otro de mis diaristas destacados, dice: "Sería necesario leer cada mañana, antes de empezar el día, un par de páginas del diario de Paul Léautaud, a fin de afrontar la vida sin ninguna pretensión, ni énfasis, ni ilusión."

El 4 de septiembre de 1898, Léautaud escribió en su cuaderno que 
"Escribo, sé lo que voy a escribir y, tras haberlo pensado, lo sigo pensando y preferiría no hacer nada a ignorarlo."

En fin, creo me va a dejar muchos buenos momentos.

También leo, aunque no es lo habitual, una novela. Creo que ya, desde sus primeras páginas, es una gran novela. Creo que ya, a día de hoy, muchos lo han descubierto: 'Patria' de Fernando Aramburu. Una novela, una obra, que está teniendo críticas de todo tipo pero, fundamentalmente positivas, en la que el autor narra la historia de medio siglo de violencia de ETA.

Leer lo que conocemos nos provoca no solo recuerdos sino, en este caso, escalofríos. Una historia reciente. Una historia no cerrada. 

Resumen: El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.

Estoy parado, también, en la poesía, inmensa poesía, de Luis Muñoz y su 'Limpiar Pescado' que recoge cuatro de sus libros. 

También, cómo no, siempre entre los textos de mis filósofos favoritos como son Aristóteles, Montaigne o las lecturas místicas del Dalai Lama.

Incapaz de detenerme en un solo libro. Revoloteo por todos sin estar mucho tiempo en uno solo, así mi mente es capaz de empaparse sin aburrirse.

Y así, también, encuentro mi paz en días de lluvia como éste.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30