25.12.2016... El Desengaño...

Domingo de navidad, domingo final de semana y último domingo de este año 2016. Domingo particularmente tranquilo, tras esa noche de ayer en la que el tradicional encuentro familiar llena de sentido estas fechas.

Domingo reflexivo.

La semana que termina ha resultado poco agradecida, difícil, extraña. Son únicamente esos momentos poéticos, los que han distinguido escasos espacios de tiempo para combatir esos otros atrapados en cuestiones sin sentido.

Escribía por aquí, no hace mucho, que la confianza en la vida se gana a base de mucho esfuerzo y se pierde en un solo instante estúpido; decía, también, que el valor de una persona está en la confianza que genera a los demás.



Hay personas que se dedican, unos de manera consciente otros inconscientemente, a jugar con la confianza, lealtades y compromisos de los demás.

No le dan importancia a nada y les da exactamente igual las consecuencias que provocan sus actos.

Se esconden en falsas ignorancias, en caretas de bondad, para eludir la responsabilidad de sus actos. Es más, buscan culpables de lo que ellos mismos han provocado para eludir su culpa.
"El que dice una MENTIRA no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera." (Alexander Pope)
El engaño sólo tiene un significado: hacer creer a alguien por medio de palabras, acciones, etc., lo que no es verdad, u obtener un beneficio de alguien aparentando o haciéndole creer algo que no es verdad.

Engañar a un amigo tiene dos significados a cuál más grave: el del engaño y el de la deslealtad.

Coger lo que no es tuyo tiene un nombre.

Coger lo que no es tuyo abusando de la confianza que otros depositan en ti, tiene dos nombres bien conocidos por todos.

A día de hoy, todavía me cuesta asumir como reales ciertos hechos. Son de tal magnitud y disparate que ni en una película de Berlanga podrían entenderse.

Lo mejor que uno puede dar en la vida es ser ejemplo de sí mismo. Es lo que quedará a sus hijos, la huella que quedará en el camino.

En días como hoy mis reflexiones me atormentan. Me gustaría ser menos reflexivo y no pensar tanto como pienso.

De los errores se aprende, pero yo ya estoy un poco harto de aprender.

Jamás he hecho daño a nadie, en mi vida sólo he tratado de ayudar en lo que puedo a los demás. Confío en las personas porque creo en las personas. Siempre ha sido mi credo. Soy leal hasta lo insospechado con aquellas personas que confían en mi. Tanto es así que a veces supedito esa lealtad a mi interés personal.

A cambio, de vez en cuando, cada cierto tiempo, recibo el brutal desengaño, ese aviso que te golpea como un martillo sobre tu cabeza rompiendo el camino y reafirmando tus equivocaciones.
"La intención de no engañar nunca nos expone a ser engañados muchas veces." François de La Rochefoucauld
Con los desengaños no se resiente la vida de uno, que sigue, ni siquiera el bolsillo, que con más trabajo y tesón se recupera; con los desengaños se resiente el corazón y el alma. Ese dolor que queda, ese dolor que es, ese dolor que perdura en el tiempo.

No es fácil corregir un desengaño, no es fácil demostrar lo indemostrable.

Tratar de buscar el significado, el porqué de que alguien haga determinadas cosas, no sólo es una tarea ardua y difícil, sino que puede convertirse en una carga mental de difícil expresión.

Estamos programados para sobrevivir, pero no a costa de los demás. Cuando estamos ante una necesidad vital debemos pedir ayuda y nunca vulnerar ese espacio esencial e irrecuperable que existe entre lo propio y lo ajeno.

Dar un paso atrás cuando se decide traspasar el umbral de lo éticamente correcto es complicadísimo.

Sé que no es la mejor manera de terminar una semana. Ni lo es ni creo que uno merece tener que estar envuelto en pensamientos y reflexiones así. Pero, como dice un amigo, la vida sigue y todos seguimos caminando, el que quiere apartarse del camino por culpa de sus actos o malas decisiones, lo hace voluntariamente.

Hoy es 25 de diciembre, siento una gran pena por ciertas cosas, pero mañana amanecerá. De nada valen los discursos, lo que valen son los hechos.

No sé en dónde anotaba esta mañana estos versos...

Es invierno
aunque las hojas caigan
aunque el viento debilite las sombras
aunque la oscuridad envuelva sueños
encenderá la primavera
a la vuelta de la esquina
el renacer de la vida
el camino de ida
que sigue.

Y así... termino el día.

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