28.01.2017... Reflexiones de sábado en Taburete...

La verdad es que en sábados así, en los que uno desea tanto no hacer nada, dejarse llevar por lecturas ajenas, más filosóficas y llenas de sentido que esas otras que te arrojan a la tensión del día a día; dejarte balancear por la música, esa que descubres y redescubres, una y otra vez, esa que dependiendo del momento te inspira más o menos convirtiéndose en la banda sonora de tu vida... Y te enredas en todo y en nada como ocupando tu tiempo sin ocuparlo, simplemente llenándolo de lo que te apetece, esa lentitud tan deseada.

Están siendo los días como una especie de enjambres en los que no sabes muy bien si lo que haces es producir miel, con el polen que vas recogiendo de allí o aquí o, por otro lado, el esfuerzo no es más que para acumular tensiones innecesarias.



Por eso es inevitable que en momentos de tranquilidad pienses y repienses las cosas una y otra vez, reflexiones, buscando los posibles errores, los posibles cambios de planteamiento o de dirección.

Las cosas no salen así como así. Lo fundamental es tener claro los resultados que queremos obtener y a dónde queremos ir.

El éxito, en cualquier proyecto, sea el que sea, en el sector que sea o en la propia vida, no es algo que se piense y que por arte de magia se llegue o consiga.

A un éxito, un objetivo, un resultado, sólo se llega con acción.

En cualquier proyecto que queramos emprender, sea el momento que sea, lo primero que debemos tener muy claro es los resultados que queremos obtener. Saber el para qué Si no sabemos el para qué ni lo que esperamos obtener... ¿para qué o por qué empezar? Nunca se consigue nada que no sabemos ni siquiera lo que es.

A partir de ahí, podríamos decir que lo que tenemos que hacer es lanzarnos a la acción con todas las fuerzas y consecuencias. Sabemos lo que queremos obtener pues vamos a provocar que suceda con todas las fuerzas.

Conocer si vamos en la dirección adecuada. Parar de vez en cuando y comprobar si caminamos hacia donde queremos y no erramos ni en el paso ni en la dirección; tener la capacidad y flexibilidad suficiente como para ser capaces de cambiar el paso, probar cosas nuevas que produzcan el resultado deseado.

Todo puede parecer muy fácil, pero no lo es.

Curiosamente soy de esas personas que tengo la enorme suerte de estar reflexionando, aconsejando sobre el cómo y, a la vez, embarcado en proyectos en los que aplicar estos consejos o herramientas de coaching, liderazgo o éxito. Nada es fácil ni nadie dijo que lo fuera.

No perder la pasión e ilusión es tan esencial e importante como no equivocarnos en la dirección.

Hay algo para lo que no hay edad, para lanzarte a la acción. Pero uno no puede lanzarse a la acción como el que se lanza a una piscina vacía. Hemos de lanzarnos teniendo muy claro a dónde vamos o que resultados queremos conseguir.

Si crees en algo, a por ello.

En estos días he descubierto a una banda, pandilla, de esos que no había querido prestar atención por dos motivos: por la familia de uno de los componentes y por pensar que era otro de esos grupos pijos, de pijos y para pijos del momento.

Pero no, no están nada mal estos de Taburete...

Así que os dejo con un acústico...



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