Dice el Dalai Lama que...

"La arrogancia es como un muro de piedra. Cuando nos sentimos superiores a los demás, ya no escuchamos. Las amistades genuinas se desmoronan. Nos amurallamos y nos volvemos egoístas. Nuestra preocupación por el bienestar de los demás se desinfla y se evapora. Así, nuestro corazón se contrae y se establece la soledad. Una vez que hemos abrazado plenamente el orgullo, es difícil labrar nuestro camino. Por ello, es vital reconocer cuanto antes estas tendencias hacia la arrogancia. Podemos recordamos a nosotros mismos lo dañino que es en realidad, cómo se alejan los buenos amigos, y cómo se contrae nuestro corazón. Estaremos, entonces, en el camino de cultivar una sana confianza en uno mismo, donde no sofocamos a nadie, ni a los demás, ni a nosotros mismos”.

Comentarios

Por si te interesa...

Padre Nuestro en Hebreo

Cinco maneras de organizar un libro de poemas.

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 30

Diario de un Estoico II. La posibilidad de lo imposible. Semana 29