16.08.2017... Semblanzas de Verano XI: Trabaja por y para ti.
La verdad que a veces uno se
pone frente al ordenador, sabiendo que quiere escribir pero que no sabe cómo
hacerlo; sé que tengo que escribir, esa obligación que uno se impone, pero dando
vueltas y vueltas, no sabe uno elegir bien el qué o el cómo.
Son estos días veraniegos aptos,
ideales para la reflexión. Tanto, que a veces uno reflexiona en demasía lo que
debería quedarse como meros pensamientos o divagaciones mentales.
Escudriñas en tu interior y te
vienen imágenes, pensamientos sobre el cómo hemos llegado dónde hemos llegado y
para qué.
Sin duda los compases de la vida
son aquellos que van marcando nuestro destino. El ritmo lo ponemos nosotros:
más rápido o más lento, con mayor o menos frecuencia. El destino también.
Llegar a asumir que
prácticamente todo en la vida es una equivocación, es lo más difícil con lo que
te puedes encontrar cuando crees haber llegado a ese destino. Pero peor sería
no llegar a darte nunca cuenta de ello.
No creo en la perfección, tal
vez porque sea el más imperfecto de los seres que pisan la tierra; tampoco creo
en aquellos que la están buscando constantemente en los demás, sin mirarse a sí
mismos nunca.
¿Por qué queremos ser alguien en
la vida si posiblemente lo mejor sea no ser nadie?
Mi gran amigo Krishnamurti decía que “todos
queremos ser famosos, pero en el momento en el que queremos ser algo ya no
somos libres.”
Vivimos en un mundo en el que parece
estamos obligados a ser alguien. Incluso nosotros obligamos a los demás a que
sean ‘alguien', a ser reconocidos, a que destaquen.
Queremos ser y queremos tener. Si
llegamos a ser, seremos reconocidos; si tenemos más que el otro aparentaremos
ser más que el otro.
No pensamos nunca que en
cualquier momento dejamos de ser y dejamos de tener. Porque nada se tiene por
completo ni nadie es por siempre.
Tal vez la felicidad consista,
única y exclusivamente, en llegar a ser quién tú quieres ser.
Tu mejor proyecto
siempre serás tú mismo.
Saberte encontrado
por ti.
Haberte vivido
a ti.
Sentirte desde dentro
contigo.
Aprender a amarte
a ti.
No buscar fuera
sin haberte buscado
dentro.
Tu proyecto
simplemente tú.
Con tus idas y venidas
con tus cosas
con tus carencias
con tus defectos
con alguna virtud.
Egoístamente tú.
¿Quién no ha pensado alguna vez
que va por la vida equivocado?
Que su trabajo no le gusta. Que no está a gusto
con su pareja. Que debería comer menos, adelgazar, dejar de fumar o beber,
hacer más deporte.
¿Quién no ha pensado que, a cierta
edad, no ha hecho del todo bien los deberes?
Estamos inmersos en una
comodidad aparente, porque realmente no estamos a gusto como estamos. Es como estar sentado
en un sillón sin muelles o tumbados en una cama sin colchón.
No queremos dar el paso de
cambiar, aunque nos sepamos equivocados, porque siempre hay más peros que… esos
posibles resultados.
“Y ahora, a mis años, ¿para qué?”
Nos decimos constantemente dejándonos llevar.
Y yo digo: “¿Por qué no?”
Una persona de 45/50 años de
edad, lo normal es que viva, por estadística, como mínimo otros 35 años más.
Por qué no decidir vivir para
ti, sin necesidad de olvidar al resto, esos 20, 30 o 40 años que te queden de
la única vida que vivirás. ¿Por qué no vivir hoy como si no hubiera mañana? ¿Qué
te lo impide?
Por qué no colocarte ese
paracaídas de ilusión y lanzarte a ese vacío que no lo es porque la vida está
llena de apasionantes momentos, de esa belleza inmensa y poética que si no
quieres ver lo vas a perder.
¿Qué te impide vivir?
¿Tú trabajo? ¿Tu pareja? ¿Tus
hijos?
¿Qué podré vivir más si no lo
estropeo antes? ¿30 años? Posiblemente, nadie lo sabe.
30 años puede ser menos de lo
que uno lleva vivido, pero suficiente como para demostrar que lo hemos hecho
bien y dejar ese poso con peso como para que se note que has pasado por este
camino que es la vida.
¿Qué me inspira?
¿Qué tengo y a dónde voy?
¿Cómo voy?
¿Para qué?
¿Qué necesito?
¿Qué vivo y me hace vivir?
¿Cómo siento?
¿cómo siento?
¿Qué me hace sentir?
¿a dónde vas?
¿Qué precio pagamos por hacer lo
que hacemos?
Atrevamos a contestarnos a estas cuestiones.
Trabaja para ti. Trabaja por
conseguir el equilibrio, la paz, tu espiritualidad, tu vida.
Nada ni nadie te lo puede
impedir.
¿Sabemos alguno de nostros si nuestra vida
puede acabar en este preciso instante? Pues no. No sabemos si estas serán mis
últimas líneas escritas, si será tu última copa de vino, tu última sonrisa o
tus últimos pasos. ¿Por qué no disfrutas cada momento que la vida te regale de
más?
Paremos un instante, meditemos y
reflexionemos sobre nosotros, sobre nuestras vidas.
La experiencia nos hace llegar
mensajes y señales que en la mayoría de los casos no escuchamos.
Vamos tan deprisa que no nos
paramos a atender lo urgente y lo importante, lo que nos puede estar indicando
si caminamos o no correctamente.
Solo cuando la señal se
convierte en una sirena de alarma, entonces es cuando nos preguntamos por qué
no hicimos caso antes.
En fin, al final es lo que ocurre cuando uno se pone a escribir y no sabe muy bien de qué hacerlo. Termina por
indagar en ese más allá de nuestros pensamientos y se da cuenta que, a lo
mejor, de vez en cuando, al igual que algunos hablan demasiado, otros
escribimos demasiado.
-->
Comentarios
Publicar un comentario