23.12.2017... Escritos prenavideños!

Es un sábado este, totalmente prenavideño y cansino. Llega uno con el cuerpo hecho unos zorros de tanto polvorón y chupito, de engrasar las carnes con viandas que más que saludables lo que hacen es llevarte al abismo físico. Pero así son estas fechas en las que se acontencen encuentros con unos y otros, dejando que el consumo en exceso te lleve a tal perdición que luego costará recomponer.



He comenzado cuaderno nuevo. Lo hago antes de concluir el año y no solo no me disgusta sino que estoy encantado por la hazaña. Uno escribe más, por necesidad o desahogo, y acumula páginas que engrosarán la vida. Comentaba ayer que este nuevo año que dará también comienzo en breve, será importante para mi, lo haré importante. Es mi año 50, mi medio siglo y, merece que sea todavía más especial que el resto. Mis páginas dejarán reflejo de ello.

Ayer volví a encontrarme con un comentario sobre mi, aparente, 'ser' contradictorio. En poco tiempo es la tercera persona que me lo dice, amigo, tal vez porque uno escribe demasiado y se describe, también, en exceso.

"No pareces ser lo que escribes". Esta afirmación comienza a asustarme porque, o escribo lo que no soy, o soy lo que no escribo. Yo creo, realmente, que uno escribe siempre más páginas de lo que desea o le gustaría ser. 

Es lo que tiene la escritura. Te vas haciendo en el papel. Es la única manera de sentir lo que a veces no puede ser o no tienes. Al que te lee y conoce, eso puede llenarle de confusión. También, por otro lado, y tal vez, generes ese interés que de otra manera sería imposible descubrir. 

Escribir sobre uno mismo, diarísticamente, de lo que piensa y siente, de sus emociones o momentos, es un acto de tal valentía que solo con una mente medianamente equilibrada podrías hacerlo. El que te lee cree que te conoce o, incluso, idealiza lo que no es o quiere que seas. Solo algunos pueden saber realmente el por qué de aquello que un día como el de hoy, por ejemplo, escribes.

Siempre dije que la mejor carta de presentación de uno mismo es un texto escrito de puño y letra.

Todos tenemos contradicciones. Somos dueños de ellas. La mayoría no somos ni hacemos lo que quisiéramos, ni hacemos lo que pensamos. Es algo natural, tan natural como la vida, esa que se acaba, irremediablemente, pero no deja de fluir de manera continuada hasta ese momento.

No suelo entrar en discusiones por comentarios así, todo lo contrario, y menos con amigos que sé me conocen. Luego, en la soledad del momento, pienso en ello. Luego, te das cuenta de esas pequeñas aristas que crees ir descomponiendo pero que siguen ahí.

Por eso también me gusta leerme de vez en cuando. Analizar esas líneas de años pasados, tratar de sentir aquello que sentirán los míos cuando no esté, cuando lean al que fue y descubran esas emociones siempre poéticas que existieron.

Escribe mi más que admirada Julia Serbina, en ese  fantástico blog suyo, del que emana una prosa poética verdaderamente emocional, El Arte de Ser Libre, al que viene y va, que
"Si "escribir" es un acto de conversar desde el interior, pues el "no escribir" a veces significa renunciar el diálogo consigo mismo."

Y qué cierto es.

Feliz noche

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