22.04.2018...Reflexiones del Camino III: la percepción.

Es domingo, repaso mentalmente la semana que ha pasado y la que está por llegar. No he viajado estos días pero sí reconozco que mi mente divaga, reflexiona más de la cuenta. La mente viaja. Las mentes van y vienen si perdemos el control sobre ellas. Divagamos, pensamos, percibimos, creemos.

Podemos ver el mundo, percibirlo, tal y como nosotros queremos que sea. Ese es nuestro poder. Pero el poder no es la percepción, la percepción puede ser nuestro error. El poder está en que esa percepción puede ser cambiada en el momento que nosotros queremos que cambie.
Dentro de ti tienes el poder de hacer grandes cosas.
Eres libre, puedes ir o venir, puedes decidir hacer o no hacer, puedes perder el tiempo o aprovecharlo. Es tu poder, es tu habilidad. Solo el miedo puede paralizarnos.

La vida es aprender.

Todos somos iguales. Nadie es mejor ni peor que el otro. Todos somos lo mismo.

Podemos imaginar y percibir cualquier cosa que elegimos desde nuestra libertad.



Hay cosas que son reales y cosas que no. Lo real no se puede cambiar, lo irreal sí. Por eso podemos cambiar la percepción porque la percepción nos hace percibir el mundo de una manera irreal.

Lo que no es real no existe: la culpa, el pecado, el miedo, la imaginación.

Para ser libre debes cambiar.

Cambiar es necesario. Podemos cambiar nuestra percepción, nuestra manera de ver las cosas, nuestra mentalidad.

Es la percepción que tenemos de este mundo lo que nos hace que este mundo se convierta en un verdadero disparate, porque es tu vida la que se refleja en esa percepción.
Cambiemos nuestra percepción del mundo y habremos cambiado nosotros.
Tal vez sean determinados momentos, determinadas circunstancias las que marquen ese momento que nos obligue a cambiar

Hay mejores caminos y esos caminos no son otros que la paz, tu PAZ interior.

Tienes que ser capaz de experimentar lo que eres, lo que verdaderamente eres.

Serás libre cuando vayas mucho más allá de las creencias que te atan.

Debemos utilizar la adversidad para crecer, nunca para caminar hacia atrás.

La adversidad es imposible de controlar con lo que debemos enfrentarnos a ella, que no deja de ser a nosotros mismos, sin dilación.
El error no es culpa, el error es experiencia, oportunidad.
Los errores siempre son una oportunidad para crecer, una oportunidad para asumir las posibles consecuencias. Es aceptar y aprender, porque 𝘦𝘳𝘳𝘢𝘳𝘦 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘶𝘮 𝘦𝘴𝘵.

Todo depende del ojo que mire. Cómo miramos, cómo percibimos.

Es verdad que escribo y escribo, que estudio y estudio, que aconsejo y aconsejo pero no cumplo con todo lo que predico. Lo intento, pero reconozco que es complicado.

Volcado en mi interior, rebuscando, arañando, mirando dentro de mi con la máxima exigencia, pocas veces soy compasivo, diría que nunca. Soy mi mayor crítico sabiendo que todos merecemos compasión.

Cuesta aceptar equivocaciones y por ello siempre buscamos culpables fuera de nosotros en ese mundo que convertimos en real aun a sabiendas de no serlo.

Somos responsables, esa es la palabra y es la realidad. No existe la culpa, existe la responsabilidad y esa responsabilidad viene marcada, sin duda por el hecho de cómo percibimos las cosas, el resto.
“está totalmente en sus manos cambiar un mundo del que usted es el único origen y la única base. Lo que ha sido creado siempre puede ser disuelto y recreado. Todo sucederá como usted quiera, con tal que realmente lo quiera.” Si Nisargadatta Maharaj
¿Qué es la culpa? La culpa es tanto lo que hacemos como lo que no hacemos.

La culpa es la suma de nuestros sentimientos, de nuestros creencias, de nuestros pensamientos descontrolados y experiencias negativas sobre nosotros mismos. La culpa es el odio o rechazo a uno mismo; el fracaso, el vacío. Creemos que nos falta algo. Eso es la culpa.

Sabemos las causas, sabemos la solución: disciplina mental. La mente, la mía, la tuya, carecen de disciplina por lo tanto para cambiar tenemos muchísimo trabajo por delante.

Dejamos que nuestra mente vaya y venga, viaje sin rumbo. Una mente así, no sabe lo que quiere, no sabe a dónde va; una mente unificada y disciplinada descansa ya que ve las cosas tal como verdaderamente son.

Somos adictos a nuestras creencias, tradiciones, a esos pensamientos contaminados, a nuestra manera de ver el mundo y cómo vivir en él.

Nuestro bienestar, nuestra paz interior sólo puede venir a base de cambiar nuestra percepción, reconocer esos pensamientos destructivos, corregirlos y sustituirlos por aquellos que realmente nos producen bienestar.

Hay un momento, un instante, en el que somos conscientes de la necesidad de Cambio.

Creemos que tenemos todo, pero estamos vacíos por dentro. Nos falta La Paz.

Eres la única persona sobre la que tienes un verdadero poder. Tú puedes cambiarte. Tú puedes cambiar tu vida.
“El mundo que has fabricado es, por lo tanto, completamente caótico, y está regido por ‘leyes’ arbitrarias que no tienen sentido ni significado alguno. Se compone de lo que tú no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes miedo de ello. Sin embargo, un mundo así sólo se puede encontrar en la mente de su hacedor, junto con su verdadera salvación. No creas que se encuentra fuera de ti, ya que únicamente reconociendo dónde se encuentra es como podrás tener el control sobre él. Ciertamente tienes el control sobre tu mente, ya que la mente es el mecanismo de decisión.” Un Curso de Milagros

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