13.05.2018... Decide por ti!

Últimamente duermo peor de lo que dormía y mi mente no descansa lo suficiente. Lo sé porque mis pensamientos divagan y me cuesta algo más concentrarme. Despierto muy temprano, aunque en días como hoy haya sido por ese maravilloso coro de sonidos, que provocan los pájaros en el amanecer del campo.

Son días soleados, aunque algo fríos y ventosos. En el campo casi todo es así y por eso cada uno de los ruidos que observamos nos llenan de silencio.



Una de las cosas sobre las que he reflexionado estos días es que a todos nos cuesta tomar decisiones. Las aplazamos, las olvidamos, encontramos mil excusas para no tomar la decisión de ese cambio, dejamos de hacer lo que debemos o simplemente vamos postergando el comenzar a hacer lo que nos gustaría.  No queremos decidir

En cambio, todos sabemos muy bien aconsejar a los demás cómo tomar una determinada decisión; en lo que debe cambiar o en lo que mejoraría su vida si hiciera tal o cual cosa desde nuestro punto de vista.

Es esa maldita manía nuestra de opinar, juzgar, criticar o decir lo que deben hacer los demás sin mirarnos a nosotros mismos y comprobar cómo hacemos lo que no debemos o dejamos de hacer lo que debemos. Eso sí, al resto le machacamos o presionamos diciéndole lo que debería haber hecho o hacer.

Hay personas a las que esto realmente les repercute en sus vidas. Les repercute de una manera negativa. Son esas personas que no saben o les cuesta muchísimo decir NO, simplemente NO, esa palabra mágica y esencial. 

Son personas que se dejan influenciar por los demás, casi por cualquiera que le dice tal o cual cosa, pero más por aquellos cercanos y que en ocasiones suelen ser los más tóxicos. 

¿A quién no le influencia la opinión de un cercano? ¿Quién no ha tratado de influir en un cercano?

¿A quién le han contestado alguna vez eso de "OYE, YO HAGO LO QUE ME DA LA GANA..." o cuantas  otras veces hemos escuchado eso de "A LO MEJOR LLEVAS RAZÓN"?
Tenemos la puñetera manía de opinar. No podemos evitarlo, opinamos de todo y de nada. De lo que conocemos, sabemos o no sabemos.

Yo, que soy muy crítico con estas cosas, lo reconozco, cada vez opino menos sobre nadie. Es más, cada vez hablo menos. 

Si escribo es por una mera cuestión de ahorro: o voy al psicólogo o escribo. Prefiero escribir, es más barato, dejo que los demás me analicen e interpreten normalmente aquello que no escribo, y si alguna vez a mi hijo le apeteciera saber lo que pensaba su padre, podrá leerlo: si aprende de mis errores ya habrá servido de algo. 

Me di cuenta hace un tiempo que opinaba mucho y decidía poco. Ahora sigo sin decidir nada, pero al menos he dejado de opinar sobre lo que deben, hacen o dejan de hacer los demás. 

Me he dado cuenta de mis debilidades y bastante tengo con analizar las mías como para andar pendiente de las que creo en los demás. 

Yo aconsejo utilizar la paciencia y la prudencia. Ante la insistencia de alguien para que hagas algo que, desde su punto de vista sabio, deberías hacer, lo mejor es pensar pacientemente y no dejarte llevar mientras le contestas eso de "MÉTETE EN TUS ASUNTOS, DÉJAME EN PAZ o MÍRATE TU MISMO".
Les voy a poner algún ejemplo. 

Existen por ahí consultores de emprendedores o empresas  que no han emprendido o creado una empresa en su vida, que no han montado ni la silla de IKEA (creo es el producto más fácil de montar) cuánto ni más una empresa.
Hay consejeros de Comunicación, por ejemplo Política, que no saben ni lo que es un pleno de ayuntamiento, pero se dedican a vender teorías y consejos.
Y los hay que en la vida misma, en su comodidad y parálisis existencial, aconsejan a los demás cómo deben, no cómo deberían, sino cómo deben vivir para ser más o menos tal o cuál o más o menos felices, cuando ellos no salen de la sala del televisor.
Les digo la verdad... la mayoría de las veces, casi siempre, todos estos consejeros se equivocan. 

El que no se equivoca es el que decide por sí mismo. A lo mejor no conseguirá lo que deseaba, sea lo que sea, pero al menos habrá tenido uno de sus mayores éxitos vitales: tomar su propia decisión.

Tenemos un inmenso poder, un poder único, es el poder de la decisión.
Si no decides, decidirán por ti.
Y no digo más. Aunque sí les voy a dejar con un vídeo que he encontrado por ahí y me ha encantado... 




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